martes, enero 12

Entrevista Internacional: Marcos Requena, Cantaor Español

En Valencia, Marcos Requena (1973) es una voz muy conocida en el ámbito del flamenco. Su cante deleita y emociona a muchas personas en salas de esta ciudad como Café del Duende, Radio City, Black Note, además de sus actuaciones en varios locales y pueblos, donde lo han invitado. También ha cantado en Madrid, Almería y Huelva. Considera el flamenco un estilo de vida y agradece siempre haber aprendido de sus maestros, entre ellos Camarón, La Niña de los Peines, Juanito Mojama o Duquende. Su talento, sinceridad y pasión hacen de Marcos Requena un cantaor destacado en tierras valencianas, aportando con un estilo propio día a día.

Por Aldo Alcota, desde Valencia, España.

¿Desde cuándo comienzas a cantar?
Desde que tengo uso de razón. Me han contado, ya que no lo recuerdo muy bien, que con seis o siete años me subía a una mesa para cantar la música que escuchaba por la radio. Yo no nací enseñado, uno va puliéndose y aprendiendo cantes, escuchando a los que saben más que tú.

¿Cómo nació el interés por el cante?

Yo me he criado en el barrio de Sagunto, donde hubo mucho arte y algunas familias gitanas. En mi casa se ha escuchado bastante música como el flamenco. Mi abuela Mercedes ponía muchas coplas y flamenco de Molina, Valderrama y Farina. Cantaba de joven muy bien, como mi madre que era muy entonada. Mi abuelo cantaba por Caracol pero no me acuerdo mucho porque murió cuando tenía tres años. Cuando iba con mi padre de viaje escuchaba flamenco, pero claro no era del puro, era más comercial como Las Grecas o Los Chunguitos. El flamenco puro lo descubrí en la radio y luego un señor de nombre Alejandro, viendo que me gustaba, empezó a dejarme discos de Camarón, Caracol, Agujetas, Antonio Mairena, Terremoto, El Borrico, Juan Mojama, Rafael Romero “El Carbonillero”, La Niña de los Peines, Juan Varea, El Flecha de Cádiz, Manolo Vargas, El Chaqueta, entre otros. Y me enganché al cante.

Háblame de tus comienzos...
Empecé a comprarme discos de todos los que no conocía, entre ellos Miguel “El Rubio”, un cantaor con mucha personalidad que me gusta muchísimo. Después me metí a una peña con dieciocho años y aprendí mucho con mi amigo y guitarrista Paco Briones y con Jóse Ávalos. En 1995 conocí a mi amigo y maestro Duquende que es primo de mis colegas Tony y Ricardo, unos buenos gitanos de Burjassot a quienes quiero mucho y con los que he tenido miles de fiestas flamencas. De Duquende aprendo un montón, es uno de mis ídolos al que admiro muchísimo desde que lo conocí en una cinta que me compré en 1989 que se llama “Mi Aire”. Para mí, hoy es el número uno.

Piensas que recuerdos de tu niñez o algunos momentos de tu vida hayan influido en tu decisión a ser cantaor?
Cuando escuchaba a esos cantaores y cantaoras me quedaba embelesado y embobado. Me transmitían unas cosas muy fuertes con catorce o quince años. Entonces me dije que me gustaría llegar a cantar así algún día, a transmitir lo que esos monstruos me provocaban. Me enamoré de ese arte.

¿Es el flamenco una forma de vida?

Por suspuesto, no lo dudes.

¿Quiénes son tus padres espirituales en el cante?
Todos los que me han hecho sentir y amar este arte como Camarón, los cantaores de Cádiz, Jerez, Sevilla, Utrera, Lebrija, Almería, Jaéen, Huelva y Barcelona; en esta última ciudad hay un gigante que se llama Duquende. En Madrid también hay buenos cantaores y cantaoras y en muchos lugares de España.

¿Con qué palos te sientes mejor?
Según el momento y mi estado de ánimo pero me gusta la soleá, la siguiriya, la taranta, la cartagenera, la bulería, los tangos, los fandangos, la malagueña, las alegrías, los tientos hasta los de ida y los de vuelta, en fin todo.

¿Piensas que cada palo y estilo es un desafío? ¿Cuáles son los más cantados en Valencia?
Sí, lo es. Es difícil, pero uno trata de hacer lo mejor. En mi tierra, lo que más se canta es por rumbas, tangos, bulerías, cantes de juerga. El cante serio nos gusta a unos pocos.

¿Qué tiene que transmitir un buen cante?
Según una siriguiya, dolor; una soleá, tristeza; una alegría, eso, alegría.

¿Cómo definirías tu duende?
Eso no me corresponde a mi decirlo.

¿Y a quién le corresponde?
A los que me escuchen y a los entendidos. A mi sólo me gusta cantar y expresar lo que llevo dentro en ese momento. Habrá a quien le guste y a quien no le guste. Eso es así.

Se cumplen treinta años del disco “La Leyenda del Tiempo” de Camarón, lo que significó un cambio en el panorama del flamenco. ¿Qué puedes decir de él como aporte al flamenco de hoy?
Camarón es el genio de los genios. Poco puedo decir; no hay palabras para describir lo que hizo con su voz y su cante que ya son una revolución.

¿Hay interés y difusión en Valencia por el flamenco? ¿En qué lugares?
En Valencia hay afición y gente que canta, toca y baila, pero también hay interés en hacer flamenco para los extranjeros. Por desgracia aquí funciona mucho el amiguismo. Los únicos sitios que se lo han tomado en serio son el Café del Duende, donde hacen actuaciones de cante, toque y a veces baile. El otro es la Bodegueta en calle Cavallers, en el barrio de El Carmen. Allí han estado Paco de Lucía, Duquende, El Cigala, Miguel Poveda, Agujetas y se montan de las buenas. En Castellón también hay mucha afición.

En la Comunidad Valenciana hay mujeres cantaoras muy buenas. ¿Cuáles son a tú parecer las que están haciendo un trabajo interesante en el cante?
Para mí “La Susi” es la mejor sin lugar a dudas. La admiro muchísimo y conoce lo de antes y lo de ahora.

¿Qué piensas del panorama actual del flamenco?
Hay gente muy buena y fenómenos, pero se le está vendiendo a la gente por flamenco cosas que no lo son.

¿Qué proyectos tienes a futuro con respecto al flamenco?
Superarme a mi mismo y seguir escuchando a los antiguos.